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Me llamo Daneska Fals, vivo en venezuela, valencia, tengo 13 años, signo leo, cumplo en 8 de el 8 (agosto) soy muy loca y rara segun mis amigos (ojo no soy anti-social sino lo contrario) pues yo prefiero leer a ver tv, dormir en ves de salir y cosas así que no van dentro de lo comun! XD.. adoro pasar tiempo con mis amigos y familiares. estar en la compu, leer y escribir, me fascina sobremanera cuando me llega una rafaga de inspiracion (mucha de ella basada en Edward o Jake XD..) gracias por visitarme y estar un rato en mi loka compañia! =)
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viernes, 30 de julio de 2010

Los Reyes Cullen

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y la historia es de Dayan Hale.


Capítulo 8




Tanya se levantó esa mañana muy molesta. La reina Esme ya le había dicho que hablaría con sus padres acerca del compromiso, pero ella sabía que si Emmett se negaba, el rey Carlisle no aceptaría el matrimonio.



No importaba como, no importaba cual fuera el precio, Tanya tenía que saber quien era la amante de Emmett porque en cuanto lo supiera usaría esa información para chantajearlo. Tenía que darse prisa ella quería a Emmett y lo tendría o dejaba de llamarse Tanya.



Pero la identidad de la amante de Emmett era un secreto que nadie conocía, nadie. A Tanya se le haría de lo más difícil saber realmente quien era su amante. Porque Emmett había sido lo suficientemente astuto como para que nadie sospechara la relación que había entre él y la prometida de su hermano.



Jasper se despertó con un tanto de curiosidad, ¿qué otra aventura tendría Alice planeada para ese día? Jasper se sentía diferente, algo se removía en él y no lograba descifrar lo que era. Se sentía más libre, más alegre, con el corazón más liviano.



Se vistió y en vez de subir a la habitación de su princesa, se fue a los jardines, donde esperaba poder encontrar algunas respuestas a lo que le ocurría. Se sentó a la sombra de un árbol y se quedó mirando la superficie del lago, tan clara, tan cristalina, tan hermosa. Y en lo único en lo que Jasper podía pensar era en los ojos de Alice, en su sonrisa, en su risa, en sus mejillas coloradas, en sus labios tan suaves…



- Veo que escogiste un lugar muy bueno para pensar – Carlisle había llegado junto al príncipe – este también es mi lugar favorito para pensar.



- Buenos días majestad – Jasper saludó al monarca con una inclinación de la cabeza.



- Buenos días – Carlisle respondió al saludo – me gustaría saber qué es lo que te tiene tan pensativo príncipe Jasper.



- Es complicado



- Estoy seguro de que podré comprenderlo.



Jasper lo consideró por unos instantes, no podía decirle al rey lo que planeaba hacerle a Alice, de hecho no debía de decirle nada. Pero no podía callarse lo que sentía, tenía que encontrar la manera de expresarlo. Así que le contó al rey lo que había vivido con Alice se había sincerado y le contó todo, el beso, el paseo a caballo, las prácticas con el arco.



Carlisle gozó con el relato que Jasper le contaba, Alice, su pequeña hija era tan simpática y tan ella misma que difícilmente alguien podría evitar contagiarse de su alegría y su pasión por la vida. El rey podía deducir por lo que Jasper le contaba que él estaba enamorándose de su hija y nada lo llenaba más de satisfacción que alguien pudiera querer a Alice y aparte protegerla de todas sus locuras.



- …no pude dejarla sola, me asusta tanto que algo le pueda pasar y es que ya no entiendo nada de lo que me pasa.



- Jasper la única explicación que tiene tu comportamiento es simple: estás enamorado de Alice



Jasper abrió muchísimo los ojos. No, eso no podía ser cierto. Sí, se sentía muy protector con ella, sí, odiaba verla triste, y sí, le gustaba estar con ella, pero no la amaba, Jasper estaba seguro de eso. No iba a amarla, no podía amarla, ella no podía darle a Jasper el poder que quería.



- Tú sólo piénsalo Jasper – El rey se levantó y se fue.



Alice iba caminando por los jardines cuando vio a su padre caminando por ahí.



- Buenos días papá – saludó Alice abrazándolo.



- Hola mi muñequita ¿cómo estás?



- Muy bien papá ¿y tú?



- Excelente hija, excelente – Carlisle le respondió – a propósito, Jasper está en el árbol cerca del lago



- Gracias papá



Carlisle notó el brillo en los ojos de su hija al oír el nombre de Jasper. La miró correr hacia el lago y sonrió.



Alice vio a Jasper hundido en sus pensamientos y se quedó mirándolo por un rato. Era simplemente hermoso, se acercó a él y se sentó a su lado.



- Buenos días Jas



- Buenos días Alice



Alice miró a su prometido, aún seguía sumido en pensamientos, estaba serio y no la miraba.



- ¿Jasper qué tienes? – le preguntó ella preocupada.



- Nada – respondió él cortante.



- Sabes que puedes contarme lo que pasa – Alice le volteó la cara y Jasper rehuyó su mirada – Jasper mírame.



Y Jasper cometió el error de hacerlo. Los ojos de Alice reflejaban preocupación y él odiaba ver esos ojos tristes. Simplemente era insoportable.



- Jasper por favor dime qué te ocurre – pidió Alice



- No es nada Alice, de verdad – Jasper sonrió fingidamente y la abrazó



No podía ver esos ojos tan llenos de tristeza, no podía. Alice se acurrucó cerca de Jasper y siguió abrazada a él. Su cara estaba hundida en el cuello de él y Jasper acariciaba sus cabellos distraídamente.



"Yo…yo no te amo princesa" pensaba Jasper en esos momentos.



Y fue como si las palabras no pronunciadas llegaran a los oídos de Alice.



- ¡Oh no! Jasper no – sollozó Alice y él le besó el cabello.



- No tienes por qué inquietarte por nada Alice – intentó tranquilizarla Jasper



Alice iba a replicarle pero Jasper lo evitó, uniendo sus labios con los de ella. Ambos se besaron con dolor porque Alice notaba el cambio en Jasper y Jasper lo hacía porque no podía comprender la situación y besarla se le ocurría una buena manera de evitar las preguntas de su princesa, él no podía amar a Alice, no podía. Y lo que era peor, no sabía como decírselo a la princesa.



Bella estaba haciendo la cama de Edward cuando la puerta se abrió y ella casi grita del susto de no ser porque Edward lo evitó, poniéndole una mano en la boca.



- Tranquila, soy yo



- Su alteza, me asustó – Bella dijo una vez que Edward la soltó.



- Lo lamento, no era mi intención hacerlo – se disculpó el príncipe y fue a sentarse a su sillón.



- ¿Todo bien su alteza? – preguntó Bella



- Sí, gracias Bella, de hecho estoy esperando a que Rosalie despierte, pero aún no sale de su habitación – Edward le comentó



- Ah…



Bella siguió haciendo la cama y cuando terminó recogió la ropa que había usado el príncipe el día anterior.



- ¿Bella alguna vez te has enamorado? – la pregunta del príncipe la dejó completamente desarmada.



- …no… - respondió Bella sonrojada.



- ¿En serio?



- Es en serio, su alteza, jamás.



Edward miró a Bella, ciertamente la chica era muy hermosa, no dudaba que habría muchos chicos queriendo estar con ella.



- ¿Por qué no?



- Yo…yo…jamás he tratado con los hombres – respondió ella muy, muy sonrojada – además no tengo tiempo para enamorarme, tengo que trabajar.



Bella ya se iba a ir, pero Edward se lo impidió.



- ¿Bella qué esperas de un hombre?



- Yo… - Bella suspiró, odiaba hablar de su vida amorosa, pero por algún motivo decidió sincerarse con el príncipe – yo quiero un hombre que me entienda, que no sólo me quiera para acostarse conmigo, quiero un hombre con el que pueda hablar de todo hasta bien entrada la noche, quiero un hombre con el que me sienta protegida y…quiero un hombre que me ame por ser Bella.



Edward la miró sonriendo y le dio un beso en el dorso de la mano.



- Espero, dulce Bella que puedas encontrar a ese hombre – Edward le dijo y salió de la habitación.



Bella se quedó ahí con el corazón latiéndole fuertemente y las lágrimas a punto de desbordarse de sus ojos.



"Jamás, jamás tendré a ese hombre" pensaba Bella tristemente, porque, tonta ella, había caído perdidamente a los pies del príncipe Edward.



Y mientras Edward esperaba a que su prometida se levantara, ella estaba en los brazos de su hermano, besándolo, acariciándolo.



- Emmett – jadeó ella mientras Emmett besaba su cuello – Emmett tengo que irme ya, Edward no tardará en subir a buscarme.



- ¿Cómo? ¿Prefieres a mi hermano? – Emmett se irguió.



- Claro que no tonto, pero tengo que verlo – respondió ella y lo miró coqueta – tú mismo lo dijiste, tengo que tenerlo contento para que nuestro plan resulte.



- Está bien, está bien – Emmett se levantó y Rosalie se abalanzó sobre él y ambos cayeron al suelo enredados en las cobijas.



Rosalie había caído encima de él y lo besó profundamente, el deseo que sentían el uno por el otro era una llama que podría incendiar el país entero. Sus cuerpos respondían al más sutil roce entre ellos. Emmett era apasionado, fuerte, y su deseo por Rosalie no conocía fin. Mientras que ella era la seductora, la juguetona, le encantaba Emmett y el placer que obtenía entre sus brazos.



Lo que ellos ignoraban, era que no era deseo ni pasión lo que llameaba entre ellos, era algo más, algo más fuerte, más inquebrantable, más puro que la pasión y el deseo. Pero para descubrir lo que sentían, tendrían que demostrar muchas cosas, sacrificar otras y descubrir muchas más.



Cuando Rosalie se fue, Emmett se vistió y oyó como tocaban la puerta.



- Adelante



- Buenos días príncipe Emmett – saludó Bella entrando.



- Ah buenos días a ti también – saludó Emmett a la joven que se encargaba de su habitación - ¿cómo te llamas?



- Isabella su alteza – respondió la chica.



- Que nombre más largo, Isabella – se quejó el príncipe



- Si usted así lo desea puede llamarme Bella su alteza



- Mucho mejor, es más corto – Emmett abrió la puerta – nos vemos luego Bella



- Que tenga buen día su alteza – Bella le deseó al príncipe.



Mientras Bella hacía la cama del príncipe vio que su almohada tenía varios cabellos dorados adheridos. Bella no quería meterse en la vida de los príncipes, pero eso era de lo más curioso. Quizá fueran de una de las princesas españolas.



"¿Y si no son de una princesa española?" preguntó su conciencia "Sólo hay otra princesa con cabellos dorados"



- Rosalie…



Mientras Bella recogía la ropa del príncipe, una peineta cayó de entre los pliegues. A Bella casi se le cae la quijada, esa peineta era de Rosalie, estaba segura. Fue a dejar la ropa a la lavandería y luego fue a la habitación del príncipe Jasper y vaya sorpresa que se llevó al verlo ahí.



Jasper estaba sentado en el alfeizar de la ventana con una pierna colgando mientras miraba al horizonte con gesto de sufrimiento. Al oír la puerta ni siquiera volteó.



- ¿Príncipe Jasper me permite pasar? – pidió permiso Bella



- Adelante – respondió él con voz entrecortada.



A Bella no le gustó verlo así, si Jasper estaba con ese humor no quería pensar en como estaría la pobre de Alice.



Bella comenzó a limpiar la habitación y de vez en cuando miraba al príncipe, su mirada era la misma, su posición la misma y su sufrimiento, el mismo.



Cuando terminó se dispuso a irse.



- ¿Se le ofrece algo, su alteza? – preguntó Bella antes de irse y el príncipe volteó por primera vez.



- No, gracias – la miró con un intento de sonrisa. Bella hizo una inclinación y salió de ahí.



Bella fue a dejar la ropa a la lavandería y subió rápidamente con Alice, la princesa parecía igual de afligida que Jasper, quizá aún más. Al ver a Bella la princesa la abrazó y se soltó a llorar.



- Alice ¿qué pasó? – Bella le acarició el cabello consoladoramente.



- No, no lo sé Bella, todo marchaba tan bien, todo era perfecto y hoy… no sé que pasó Bella, Jasper, se portó tan frío, como si estuviera despidiéndose de mí – Alice no encontraba otras palabras para describir lo que sentía.



- Alice tranquila, respira profundo, seguro el príncipe Jasper está preocupado por algo y no quiere angustiarte así – Bella intentó consolar a la princesa.



Pero ni Bella estaba segura de ello, ya tenía muchas cosas en la cabeza y nada de ello le incumbía a ella. Rosalie era la amante de Emmett, y Jasper tenía algo que estaba perjudicando a Alice y esta vez dudaba que fuera Jessica.



Mientras tanto Rosalie estaba en el jardín tomando el té con la reina.



- Ay Rosalie, no sabes que gusto me da que tú te vayas a casar con Edward – le confesó la reina a la princesa – eres hermosa, perfecta para Edward



- Se lo agradezco majestad – Rosalie respondió algo incómoda.



- Sí, no habría mejor princesa para Edward que tú.



- ¿Qué hay del príncipe Emmett? Supongo que también le importa su matrimonio – Rosalie le dijo a la reina



- Ay cariño, Emmett es un niño grande, él con cualquiera estaría bien – respondió la reina.



"Con razón quiere casarlo con Tanya" pensó Rosalie y le dio una punzada de ternura. El pobre de Emmett había tenido que soportar la preferencia de su madre por su hermano mayor todos estos años.



- Sí, supongo



- Además, Tanya es la indicada para Emmett, se casarán y él se irá a España y Edward podrá gobernar Inglaterra a sus anchas – Esme dijo orgullosa.



¿Así que por eso quería casarlo con Tanya? ¿Para alejarlo de aquí? Rosalie pensó en el dolor que le causaría si Emmett se casara con la estúpida de Tanya y se fuera. Ella no soportaría estar sola con Edward. Ella sería reina, sí, pero quería a Emmett como su rey, aunque eso significara cometer un asesinato.



No dejaría que Tanya disfrutara de los besos de Emmett, de sus caricias, no dejaría que Tanya gozara del placer que Emmett podía ofrecerle.



- Ah…Edward cariño, justo hablábamos de ti – Esme sacó de sus pensamientos a Rosalie y ella miró a su prometido.



- ¿A sí? – Edward besó la mano de Rosalie y se sentó a su lado. - ¿qué decían de mí?



- Que eres el mejor príncipe que hay en este mundo – le dijo Rosalie y Edward no pudo evitar el impulso de besarla.



- Y tú la mejor princesa que hay.



Y la reina no podía más que mirarlos completamente satisfecha.



Emmett estaba en la biblioteca mirando por la ventana y podía observar como Edward abrazaba a su Rosalie y su madre los miraba complacida. Si algo Emmett no podía superar era la preferencia que tenía su madre por su hermano mayor y Emmett odiaba aún más a Edward por tener a Rosalie, por ser el heredero. Pero había un motivo aún mayor, un motivo que Emmett luchaba por ocultar; odiaba que su hermano nunca hubiera intercedido por él.



Cuando eran niños Emmett adoraba a Edward y le gustaba mucho estar con su hermano mayor, porque él lo cuidaba y le enseñaba muchas cosas. Pero cuando Edward creció olvidó a su hermano y Emmett jamás lo perdonó por eso.



- Que pensativo te quedaste



Emmett suspiró con pesadez ¿Es qué Tanya no se iba a dar por vencida? El príncipe sabía muy bien que no. La volteó a ver, la princesa lo miraba seductoramente.



- ¿Tanya no tienes nada mejor que hacer que no sea molestarme?



- No – ella se acercó a él – a decir verdad me lastimas Emmett ¿por qué has de ser tan grosero conmigo?



- Porque ya me harté de ser gentil contigo y que no entiendas nada



Emmett se alejó de ella y antes de salir Tanya sonrió y se dio la vuelta.



- ¿Ya te dijo tu madre que ya envió la carta a mis padres para pedir mi mano en matrimonio? – le preguntó con saña y Emmett se detuvo, helado. – Supongo que no, como verás Emmett te guste o no, vas a casarte conmigo.



- Nunca – Dijo Emmett antes de salir de ahí.



Tanya se acercó a la ventana y miró hacia abajo, vio a la reina y a Edward y a Rosalie platicando. Tanya se hundió en sospechas, y estaba casi segura de haber acertado.



- Así que Rosalie es tu amante príncipe Emmett – Tanya murmuró. – supongo que a tu hermano no le hará mucha gracia saberlo.



Tanya sonrió malévolamente y salió de ahí.


Adelanto...

Y mientras se acercaba, pudo distinguir con claridad el vestido de Alice por ahí tirado. Corrió hasta llegar a ella y al mirarla, el corazón estuvo a punto de detenérsele.




- ¡Alice! – se agachó y tomó a la pequeña princesa entre sus brazos.



Alice tenía clavada una flecha en el hombro y estaba toda llena de sangre. Jasper escuchó el suave latido de su corazón.

2 comentarios:

Ariusk dijo...

Dios por fin Tanya hara algo bueno si es q no la matan en el camino jejeje
ojala los desenmascare de una vez x todas ajejeje!! A pobre Bella eso se veia venir
logico no?? jejej en cuanto a Jasper y Alice pobre de los dos xq se ven tan lindos
juntos hasta me gustan mas q Ed y Bella la relacion de ellos va poco a poco, pero llegara.

A Rosalie Dios tan malcreada!!! umm q pasara q hara ahora
y me da cosita con Emmet de verdad!! Besos mi nena y gracias por brindarnos de esta historia
renacentista sobre los "Locos Adams" adius jejej "Los Reyes Cullem"(Shu nadie supo) ajaja las quiero nenas!!

Saludos a la autora y muchas gracias a ustedes!!! =)

anye dijo...

pobre bella enamorada de edward...me da cosita jajaja...
chicas plis les suplico que actualizen!!!!! pronto.....
se les quiere un monton!!

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